Los cheques son entregados por una entidad bancaria al titular de una cuenta corriente y pueden ser girados tanto a nombre de una persona física o jurídica o destinados “al portador”. Mediante ellos, se realizan pagos y cobros autorizando a una entidad bancaria a entregar un determinado monto de dinero, detallado en el cheque por escrito, a un beneficiario.
Todos los tipos de cheques deben ser completados con ciertos datos. Algunos de ellos cumplen con requisitos que los diferencian de otros por lo cual es importante conocer los distintos tipos de cheques y saber qué datos y elementos deben contener para poder pagar con ellos de modo correcto.
El cheque “al portador” permite que cualquier persona que lo tenga en sus manos pueda cobrarlo. No lleva nombre del beneficiario pero sí monto a pagar y fecha. Son considerados poco seguros ya que, en caso de pérdida o robo, cualquier persona puede retirar el dinero que corresponda al cheque sin ningún control.
El cheque “a la orden” debe indicar el nombre completo de quien lo cobrará y esa será la única persona aprobada para retirar el dinero. Permite que se endose para pasarlo a un tercero mientras que el cheque “no a la orden” sirve para realizar pagos que no se puedan transmitir ya que no permite que el beneficiario lo endose. De este modo, el cheque “no a la orden” obliga al titular del cheque a depositarlo en su cuenta bancaria o cobrarlo.
Por otro lado, el cheque cruzado sirve para realizar pagos por cuenta corriente. Este tipo de cheques inhabilita al portador retirar el dinero directamente por ventanilla de un banco y resulta más seguro que otros tipos de cheques. Si bien no anula los riesgos por pérdida o robo en su totalidad, permitirá que haya una constancia de quien retiró el dinero. Para realizar pagos con cheques cruzados se deben agregar dos líneas paralelas en el margen superior izquierdo del documento. Puede indicarse entre las líneas en qué entidad debe cobrarse (cruzamiento especial) o no (cruzamiento general).
Los cheques cancelarios, por su parte, son emitidos como medio de pago específico y pueden ser endosados o vendidos a terceros. Las entidades bancarias fijan un monto máximo y un mínimo para ellos y el plazo de cobro es de 90 días.
Por último, los cheques certificados aseguran que exista el dinero necesario para que el beneficiario pueda cobrarlo. El banco se asegura que el pago se realizará. Este cheque debe estar a nombre de una persona física o jurídica, contener dos firmas de funcionarios del banco emisor y no puede endosarse.
Para la emisión de cualquiera de estos tipos de cheques se debe tener un cuidado riguroso a la hora de completar los datos necesarios ya que un mínimo error o dato incompleto lo dejará sin validez.